I "Recuerdos de un nunca haber"


Amanece tras la pálida noche
y recuerdo que,
ayer tu nombre iluminaba cada sombra
sobre mi frío corazón.
Y recuerdo tambien tu voz
entre tantas sombras, caras, cuerpos y siluetas
estampadas en la gélida noche
y en el inerte amanecer desolado.
Me gusta el sabor de este amanecer
cuando recuerdo las breves ilusiones que un día busqué
en lo profundo de las estrellas,
las mañanas son amargas cuando no vienes
con tu inocencia de niña asustada.
Recorría tus ojos
como buscando la inalcanzable divinidad
oculta en tus pensamientos.


II "Amanecer en los recuerdos de un nunca haber"

Nada, hasta este momento
tuvo tanto humor, tanta pasión, tanto amor
que hasta las lágrimas de la luna
iluminaban la cara oculta del espacio dormido.
Volteé mi vista
iluminada por el reflejo de la luna y las estrellas
las cuales estaban adornadas por los ojos oscuros,
que buscaba incesantemente y,
se ocultaban en tu silueta.


III "Intenciones, promesas y juegos de un nunca haber"

Moriría por abrazar tu cuerpo
rodear tu cintura
internarme en tu alma y,
buscar las amapolas sujetas a tu rostro
e intentar acariciarlas aún sabiendo
que son rosas.

Jugaré a esconderme
sobre tu delicada silueta
e iluminaré cada rincón de tu alma
para no perderme en ella y,
al final de cada noche
buscaré la última rosa que quede sobre tu jardín
y la ocultaré en mis pensamientos.


IV "El hoy de un nunca haber"

Hoy, en las gélidas estrellas
se reflejaba la marea y,
en su oleaje silbaban las incesantes luciérnagas
queriendo abrazar la luna mientras esta abría su alma y su vida.
Hoy, me dirijo hacía las estrellas y mientras recuerdo
noche tras noche amanece de nuevo y,
y durante todo este lapso de tiempo
los zafiros en tu rostro me habían iluminado.


V "Realidad de un nunca haber"

Se sentía el cálido aire inundando las nubes
durante el distante ocaso
el cual sin tí, es sólo un vacio;
y allá en la distancia
la luna se ríe de mí.

Siento que hoy, las crueles estrellas se ríen
mientras las veo cada noche,
ellas presienten como un pobre sujeto se lamenta;
viendo como dejó escapar una bella mujer
por sus dudas, por su cobardía,
por miedo a no saber declarar su amor.