Cada uno hizo su vida
porque así lo quiso la mano de Dios.
Sentimos el paso de la lluvia
sobre nuestras frágiles cabezas
desgarramos nuestros recuerdos
nos arrastramos sobre el camino del tiempo,
nunca comprendimos nuestros actos.
Tratamos de hacer lo correcto
aunque ello signifique sacrificar
nuestra única oportunidad de felicidad.

Tuvimos miedo de hablar,
crear la realidad como la que aparecía en nuestros sueños.
No tratemos de encontrar un solo culpable;
fueron nuestras palabras las que nunca quisieron conocerse,
las que no encontraron una razón
para salir y ser amigas.

Porque así lo quiso la mano de Dios
cada uno hizo su vida.